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Celebramos el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia. Por una parte, se dedican esfuerzos a promover las vocaciones científicas entre las generaciones más jóvenes, y por otra, dar visibilidad a todas aquellas mujeres que a lo largo de la historia se dedicaron a la ciencia a pesar de todas las trabas con las que se encontraron en el camino. 

De todas ellas, algunas las que menos recibieron el reconocimiento que merecían, otras vieron como el reconocimiento a sus logros lo llevaban otros, y muchas han caído en el olvido y la mayoría de las personas no sabemos quienes han sido ni que han conseguido.

Repasemos las distintas épocas de la humanidad.

En la edad antigua, muchas de las civilizaciones existentes si las consideraban en su justa medida, de la primera mujer que se tiene constancia registrada, es Merit Ptah que vivió aproximadamente en 2.700 antes de Cristo, en el Antiguo Egipto, la constancia que se tiene de su existencia es a través de una imagen en una tumba situada en una necrópolis cercana a la pirámide de Saqqara. Fue descrita como médico jefe.

Más tarde, las mujeres empezaron a destacar también en otras áreas, como las matemáticas, la astronomía o la química. Sabemos que en el siglo VI antes de Cristo a la Escuela Pitagórica asistían tanto hombres como mujeres. Una figura muy importante de esta época fue Téano de Crotona, una matemática a la que se atribuyen varios textos de matemáticas, física o medicina.

Hubo épocas en que la alquimia fue muy importante, y destaca la figura de María la Judía, se supone que vivió entre el siglo I y III antes de Cristo. Se le atribuye la invención de varios aparatos e instrumentos de laboratorio y está considerada como la primera persona alquimista del mundo occidental. Por otra parte, para muchas personas la primera mujer química de la historia, fue Tapputi, una fabricante de perfumes que vivió en la antigua Mesopotamia babilónica allá por el año 1.200 a.C.

Cuando hablamos de mujeres científicas en la antigüedad, debemos nombrar a Hipatia de Alejandría, la matemática y astrónoma que vivió en dicha ciudad hasta su asesinato, en el año 415 después de Cristo.

En la Edad Media las mujeres dedicadas a la medicina o la alquimia fueron tachadas de brujas, perseguidas y ejecutadas por ello. Pero a pesar de todo, podemos hablar de la italiana Trotula de Ruggiero, escribió sobre medicina especialmente sobre ginecología. Fue profesora en la Escuela de Medicina de Salerno,  único centro de este tipo que admitía la asistencia de mujeres.

En esta época, se comenzaron a construir las primeras universidades de Europa, pero en casi ninguna se aceptaba que las mujeres asistieran a clase. Para poder realizar estudios superiores la única opción que les quedaba era ir a monasterios y conventos. En aquella época hubo una profesora, la abadesa Hildegarda de Bingen, quién también era médica, compositora y filósofa.

Durante los siglos XVI y XVII se produjo la revolución científica, donde hubo un gran avance en disciplinas de ciencias. A pesar de este avance, las universidades no aceptaban mujeres en sus clases todavía, y debido a ello, hubo mujeres que no llegaron a estudiar ninguna carrera y a pesar de eso fueron importantes como es el caso de  Maria Sibylla Merian conocida como la primera naturalista de la historia, por su estudio de la clasificación de las plantas, su contribución al estudio de insectos.

Algunas mujeres pudieron acceder a tertulias científicas gracias a tener un estatus elevado en la sociedad, como le ocurrió a Margaret Cavendish aristócrata del siglo XVII.

Otras accedieron a la ciencia debido a que sus maridos eran hombres de ciencia, y eso les permitió trabajar como ayudantes, como María Winkelmann ayudante de su marido en la disciplina de astronomía, fue la primera mujer en descubrir un cometa.

Con el siglo XVIII llegó la Ilustración y las universidades sufrieron un cambio que permitió la entrada a mujeres. Una de las primeras científicas con titulo fue la italiana Laura Bassi, primera mujer catedrática universitaria, pero a pesar de todo, no eran tenidas en cuenta en el mundo laboral., y tuvieron que seguir dependiendo de sus maridos o familiares, un ejemplo es Caroline Herschel que junto a su hermano descubrió el planeta Urano.

En esta época fueron importantes las expediciones científicas, pero una vez más, esto estaba reservado principalmente para hombres, y a pesar de ello, algunas no se rindieron y lucharon por participar como  Jeanne Baret, una botánica francesa que en 1766 se embarcó como asistente del también botánico Philibert Commerson, en la primera circunnavegación francesa del mundo, en la que también estaba planeado realizar un catálogo de las especies halladas por todo el globo. Se disfrazó de hombre durante todo el viaje, y se convirtió en la primera mujer en dar la vuelta al mundo.

En el siglo XIX ya había muchas profesoras pero pocas que se dedicaran a tareas de investigación porque seguían existiendo muchas trabas, un ejemplo claro es María Elena Maseras, primera mujer en matricularse en una carrera universitaria científica en 1872.

En el siglo XX ya es más serio el trabajo de las mujeres científicas, llegando a ganar incluso un Premio Nobel, como Marie Curie que llego a recibir dos uno en física y otro en química.

A lo largo del siglo pasado, 9 mujeres han sido galardonadas con el Premio Nobel y en el siglo que vivimos, ya hay 8. Si bien es cierto que hubo muchas que vieron como el galardón se les escapaba en favor de un hombre, que sin sus estudios no lo hubiese conseguido como le ocurrió a Rosalind Franklin, aportó la imagen necesaria para que Watson y Crick descubrieran la estructura de la molécula de ADN, y ellos se llevarían el nobel mientras ella no.

En el siglo XX, durante los años 60 apareció en interés por el universo y el espacio.  Y en 1963 sería Valentina Tereshkova la primera mujer en viajar al espacio, formaba parte de un equipo de mujeres cosmonautas de la URSS, por el contrario, en EEUU los honores de la carrera hacia el espacio fue para los hombres, sin tener en cuenta, que por detrás había un grupo de mujeres afroamericanas, de distintas disciplinas como la física, las matemáticas, e ingenierías diversas que hicieron posible la llegada del primer hombre a la luna.

En la actualidad y a pesar de que cualquiera puede estudiar una carrera de ciencias, siguen existiendo muy pocas mujeres en carreras científicas porque se siguen considerando carreras de hombres, y es poco frecuente encontrar a mujeres en puestos de responsabilidad importantes como puede ser el caso de Rosa Menéndez, asturiana que llego a ser presidenta del grupo español del carbón, o la 1ª mujer que preside el Consejo Superior de Investigaciones Científicas.